Preparando cosillas

En pleno síndrome del nido y con el salón patas arriba durante todo el fin de semana bordar, lo que se dice bordar... nada de nada.
Aclaro. El síndrome del nido, por lo visto, se refiere a esos ataques de orden y limpieza que nos dan a las embarazadas en los que pretendemos tener la casa en perfecto orden de revista para cuando llegue el bebé. Cosa por otro lado imposible porque si no consigues tener la casa limpia y ordenada más de dos días seguidos ¿cómo pretendes tenerla con cuatro o cinco meses de antelación y que se mantenga así? Lo dicho. Imposible.

Pero como nunca viene mal un limpieza a fondo (la de trastos y tonterías que se guardan y que en estas situaciones se tiran por no tener que volver a buscarles un sitio) y dado el volumen que la barriga de la que suscribe está empezando a tomar mis voluntarios son más voluntariosos y menos obligados así que aprovecho y me lío la manta a la cabeza. De manera que no sólo hemos limpiado el salón de arriba abajo sino que hemos cambiado muebles de sitio, cosa que me encanta pero a la que normalmente no encuentro mucha colaboración. Vaya, que me he aprovechado un poquito de la situación ;)

Uff! Qué fatiga. Y lo que me queda por delante. ¿A vosotras os ha pasado? Supongo que sí porque a mí con el anterior embarazo me pasó lo mismo.

Ahora que releo la entrada ¿por qué las embarazadas aparecen felices e idiotizadas en las fotos? A ver que no se me interprete mal. Yo estoy feliz con la próxima llegada del bebé pero el embarazo me parece un estado necesario e inevitable para que eso suceda. En absoluto es maravilloso, ni flotas en nubes de algodón. Tienes sueño, engordas, duermes mal, te sientes pesada, de mal  humor,... Y se hace larguísimo.
Y otra cosa más. Cuando buscaba fotos para ilustrar la entrada me ha resultado facilísimo encontrar la de una mujer limpiando incluso, como en este caso, de una embarazada limpiando. Pero sabéis el rato que me he tirado para encontrar un hombre. Todo lo más me lo encontraba limpiando su coche, o el jardín.